miércoles, 17 de febrero de 2016

“Buscamos que el gobierno de Chile retorne a Mauricio de su cautiverio en Brasil”


  • Entrevista con Laura Hernández Norambuena, hermana del ‘Comandante Ramiro’
  • Mauricio Hernández está prisionero desde hace 14 años en Brasil, acusado de ser parte del secuestro del empresario Washington Olivetto. La acción tuvo móviles políticos de carácter internacionalista y de emancipación social.


“(…) una vez que mueres por la unidad, / y sabes quién eres, / una vez que ensanchas la claridad, / y sabes quién eres, / una vez que ilustras tu condición, / y sabes quién eres, / una vez que rompes con la piedad, / y sabes quién eres, / una vez que incendias la oscuridad, / y sabes quién eres, / y dejas de amar tu seguridad, / y sabes quién eres, / puedes combatir al senil rufián / para que sin gloria vuelva al basural / del que se escapó manchando la historia.”
De Concierto de Trez-Vella de Patricio Manns



Andrés Figueroa Cornejo   

Casi en el límite que divide a las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar, en la V Región de Chile, hay una casa vertical y verde y suspendida en el vértigo de un cerro mordido por el Océano Pacífico. Allí el periodista se entrevistó con la doctora en Medicina, Laura, una de las hermanas de Mauricio Hernández Norambuena, conocido también como ‘Comandante Ramiro’, ex dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Esa fuerza comportó uno de los principales destacamentos que combatió política y militarmente a la tiranía pinochetista y que, de acuerdo a diversos analistas, precipitó el pacto interburgués que terminó con el régimen cívico-militar entre 1973 a 1990, y abrió el período de administraciones civiles vigente hasta hoy en el país andino. Ambos sistemas políticos corresponden a formas distintas y funcionales moldeadas por la misma dictadura del capital en su actual fase.
Mauricio Hernández está prisionero en la Cárcel Federal de Porto Velho, en Rondonia, Brasil, próxima a la frontera con Bolivia, acusado de ser parte del secuestro del empresario Washington Olivetto. La acción tuvo móviles políticos de carácter internacionalista y de emancipación social.
Es verano a media tarde en Chile y por la ventana el mar lastima los ojos.

-Laura, ¿cómo defines las condiciones en las cuales mantienen cautivo a Mauricio en Brasil?
“Encierro en aislamiento. En Brasil es el único caso que existe con la duración de 14 años en semejantes condiciones. El sistema de aislamiento extremo en Brasil, raya incluso en lo inconstitucional en ese país. De hecho, ha sido condenado por todos los organismos de Derechos Humanos existentes. El caso de Mauricio está denunciado por nuestra familia en la Corte Interamericana de DD.HH., y ella entiende que es una condición inhumana por lo prolongada.”

-¿En qué consiste el ‘encierro en aislamiento’?
“Mauricio permanece 23 horas del día solo en su celda, lo que atenta contra la esencia social de los seres humanos y contra un derecho también esencial: tiene prohibido interactuar con sus pares. Cuenta apenas con una hora para salir al sol, o sea, a un patio del tamaño de media cancha de baby fútbol. Únicamente se le autoriza el contacto con familiares directos (los cuatro hermanos/as que le quedamos). Su presidio de aislamiento brutal provocó, por ejemplo, que del terremoto que sacudió mortalmente a gran parte de Chile el 2010 se enterará tres meses después de ocurrido.”

-¿Y qué dice la justicia brasileña?
“Que ‘así no más es la cosa’, que ‘son las reglas del juego’. Esto es, las autoridades del país carioca tratan de justificar lo injustificable. Como familia nos reunimos con psiquiatras de allá quienes nos aseguraron que las condiciones de aislamiento de Mauricio son inhumanas, sin justificación alguna y agreden la integridad psicológica y física de cualquier persona.”

“Exigimos a Brasil el respeto de los derechos humanos de Mauricio.”

-¿Mauricio es el único prisionero político en Brasil o existen otras personas bajo esa calificación?
“En Brasil, Mauricio no es considerado un prisionero político legalmente. Sin embargo, la primera condena que recibieron los compañeros de Mauricio junto al propio Mauricio el 2002, fue de 15 años porque diversas agrupaciones políticas latinoamericanas fundamentaron las motivaciones políticas del secuestro del empresarioWashington Olivetto (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207101 ), lo que fue considerado en el primer dictamen. Los recursos que devinieran del secuestro eran parte de una planificación política de carácter internacionalista, una tradición fundacional de todos los movimientos serios y jugados por la emancipación social de la humanidad. Pero en la segunda etapa del juicio, la fiscalía brasileña apeló, y la condena se duplicó a 30 años porque fue desestimada la razón política de su accionar, contrariando la deliberación anterior.”

-De todos modos, para las y los chilenos, incluso, independientemente de su simpatía o no con las posiciones políticas históricas asumidas por Mauricio, él sí tiene una vida militante que avala su conducta eminentemente política. Fue miembro de la Juventud Comunista y luego un dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), una fuerza política y militar fundamental en la resistencia en contra de la dictadura encabezada por Pinochet e impuesta por la oligarquía chilena y el imperialismo norteamericano. Mauricio no fue nunca parte de una banda de narcotraficantes, de delincuentes comunes o de ladrones de cuello y corbata; no fue nunca ‘lobista’ entre los intereses de las grandes firmas y los parlamentarios de ocasión; no fue nunca integrante de la red criminal de colusiones antisociales que actualmente hacen nata en Chile; no fue dueño de AFP, banquero, ni privatizador de todo lo que existe en el país. Fue un luchador antifascista, como tantos miembros de la resistencia en Europa que enfrentaron al nazismo y al fascismo durante la Segunda Guerra Mundial y en cuyos países son reconocidos como héroes.
¿Qué piden a las autoridades chilenas como familia Hernández Norambuena?
“Que el gobierno genere las condiciones para que nuestro hermano deje de sufrir un encarcelamiento inhumano. Y en Brasil, solicitamos a las organizaciones y a las personas que persiguen el mejoramiento de la condición humana que exijan el respeto de los derechos de Mauricio.”

“Mi hermano no está dispuesto a tomar píldoras que bloqueen sus sentidos”

-Laura, tú y tus hermanos/as llevan años visitando a Mauricio. Tú eres doctora en Medicina. ¿Cómo podrías evaluar su estado?
“Intentando ser lo más objetiva posible, en general bien. Mauricio es profesor de Educación Física y se ha impuesto un régimen propio de ejercicios diarios en su celda para mantenerse en forma, lo que impacta positivamente en su estado de ánimo. Naturalmente, vive en medio de una permanente ansiedad debido al aislamiento. Por la distancia espacial que existe entre cada una de las visitas que le hacemos (en la mayoría de los presidios en los que ha permanecido, y en particular en el último, la Cárcel Federal de Porto Velho, en Rondonia, Brasil, próxima a la frontera con Bolivia), la tramitación engorrosa y las dificultades para llegar hasta allí, vuelven más compleja la posibilidad de verlo con la frecuencia que quisiéramos. Ahora bien, han ocurrido situaciones que multiplican la iniquidad de su cautiverio. En una ocasión, su carcelero lo acusó de haberlo mirado a los ojos (!), cuestión estrictamente prohibida en el penal. El prisionero cuando interactúa con el carcelero debe mirar el suelo. En la disputa entre el guardia y Mauricio respecto de si fue así o no, como es obvio en ese tipo de relaciones de poder, primó la versión del carcelero y mi hermano fue castigado con 10 días de encierro absoluto en un apartado especialmente denigrante. En la siguiente visita, después de esa sanción, Mauricio se encontraba con el ánimo descompuesto.”

-¿Consume algún tipo de medicamentación psicotrópica?
“Mauricio, ni antes ni durante su encarcelamiento ha necesitado fármacos de esa clase. De hecho, él nunca los ha aceptado. Mauricio me ha comentado, eso sí, que los problemas que sufren los presos devenidos de las condiciones de una cárcel de alta seguridad, el médico del recinto los ‘resuelve’ con diazepán. Al respecto, mi hermano me ha dicho que no está dispuesto a tomar píldoras que bloqueen sus sentidos ni su equilibrada apreciación de la realidad. Por algunas dificultades debido a lesiones deportivas de juventud (Mauricio estuvo al borde de convertirse en un jugador profesional de fútbol), hace dos meses nosotros/as solicitamos poder llevar un médico especialista de nuestra confianza. Sin embargo, en la cárcel nos impugnaron que ‘no era necesario’ porque el penal ya cuenta con un médico.”

Raúl Pellegrin: ‘No hay alegría más grande que dar la vida por su pueblo’

-Para muchas y muchos, no existe acto de libertad más radical que despojarse de los intereses individualistas y del egoísmo, y luchar por la libertad y la igualdad de tu pueblo y de otros pueblos del mundo. ¿Cabe ese principio en el caso de Mauricio?
“Perfectamente. Algunos ex compañeros y amigos de mi hermano nos han confirmado el nivel de convencimiento y la capacidad de convencer de Mauricio en relación a que no existe otro camino diferente al de la lucha en contra del capitalismo para superar su naturaleza inhumana. Esa manera de trascender en otros que solidarizan con su presente situación, como familia, nos fortalece diariamente. Lo que nos parece en especial potente, es el episodio cuando mi hermano y los demás que participaron resolvieron integrar el equipo de gente que realizó el atentado contra Augusto Pinochet en 1986. Rodrigo Pellegrin (fundador del FPMR y asesinado en 1988) aparece señalando en un documental de reciente factura que ‘no hay alegría más grande que dar la vida por su pueblo’. Por la vida que llevó Raúl Pellegrin, yo entiendo ‘pueblo’ como a la humanidad oprimida.”

-¿Por qué crees que los sucesivos gobiernos civiles no han accedido a que Mauricio sea extraditado desde Brasil?
“A esta altura, como familia, barajamos distintas hipótesis. Una de ellas es que ninguna de las administraciones gubernamentales que han pasado tiene en sus parámetros defender a un revolucionario, a un internacionalista, a un luchador social, cuya sola historia ya contradice sus intereses. Por otra parte, está la fortaleza de Mauricio de plantear con franqueza la realidad de lo que sucedió y de lo que está sucediendo, asumiendo autocríticamente todo aquello que le corresponda, claro. Sobre todo cuando tantas y tantos políticos dicen estar ejerciendo sus cargos por servicio público, amor al prójimo y otros valores que no tienen ninguna relación con su conducta, como todo Chile sabe. No hay nada que una a mi hermano con ninguno de los gobiernos que hemos tenido después de la dictadura. Claro que algunos miembros de los gobiernos han saludado nuestra causa por traer a Mauricio de vuelta y han dicho que consideran injustas las condiciones de su presidio, pero hasta ahora esas declaraciones no han tenido ningún efecto concreto. Yo creo que a Mauricio lo ven como una amenaza política. Y no estoy refiriéndome a la lucha armada ni nada por el estilo. Hablo de la ascendencia que él pudiera cobrar en Chile respecto de las distintas luchas que en la actualidad están librándose (en los ámbitos de la salud, el agua, el mar, las mineras, la educación, el pueblo mapuche; la juventud, las mujeres y los trabajadores empobrecidos, etc.). Son hipótesis, por supuesto.
Finalmente, entre las tantas preocupaciones de las autoridades, nuestra causa no debe estar ni en su listado. Porque para que Mauricio logre purgar su pena acá y no en Brasil, el gobierno debe realizar diversas gestiones que requieren voluntad política, y esa voluntad permanece ausente.”

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