sábado, 31 de agosto de 2013

Las flores marchitas postergan la primavera argentina

“El escepticismo es la realización…y la experiencia real  de lo que es la libertad de pensamiento…”
G. W. F. Hegel


Andrés Figueroa Cornejo 

1. De la incertidumbre ambiental, al miedo ampliado entre los ‘sectores medios’ argentinos. De la retórica gubernamental disociada y publicitada como ‘tercera posición’ (fotogénica apariencia de administración independiente de los Estados imperialistas del sistema mundial), al capitalismo realmente existente. De la promesa de un nuevo ciclo de sustitución de importaciones (históricamente imposible en un solo país periférico y falto de un mercado común poderoso en sintonía), a la cancelación religiosa de la deuda externa –a costa de endeudamiento interno y destrucción de derechos sociales- para intentar volver a la Argentina ‘una economía competitiva’, fuera del listado de países de ‘alto riesgo’ para la inversión del capital transnacional.
De la década  ‘gloriosa’ de los precios de la soja y otros commodities (cuyos excedentes fueron empleados tanto en financiar medidas sociales como en otras no tan santas, pero menos en industrializar o nacionalizar, siquiera parcialmente, áreas estratégicas como el sistema financiero o atreverse a prologar una reforma agraria); y del actual fortalecimiento del dólar, a la devaluación del real brasilero (y su impacto inmediato en el peso argentino), las consecuencias de la contracción de la economía china, la desmitificación, límites y contradicciones de los llamados países emergentes.
De los programas millonarios para contener conflictos sociales, fabricar incondicionales y no para crear trabajo capaz de producir valor y estabilidad laboral con dignidad, el Estado subsidiario (subsidiario del capital, con  utilidades garantizadas por adelantado bajo compromiso empresarial de precio barato de los servicios básicos a boca de consumidor), al ajuste estructural que hace contorsiones para  pasar desapercibido hasta las elecciones parlamentarias de octubre de 2013. De la propaganda de un conjunto de iniciativas malogradas -denominadas pretenciosamente ‘modelo’ y después ‘proyecto’-, a la vida real.

2. Pero no se trata únicamente de los inquilinos provisorios y en caída libre de la Casa Rosada. Es asunto, conducta y movimiento de todo el sistema de partidos políticos. Los resultados de las últimas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), donde el actual Ejecutivo perdió millones de preferencias, se explican más por la disconformidad creciente de los argentinos que por la existencia de alguna alternativa política. La gente votó contra los presentes administradores del Estado, no a favor de la perorata vacía de su ‘oposición complementaria’. Cadáveres políticos resucitados, hace muy poco adversarios acérrimos y hoy atados por los misterios de hacerse del gobierno mañana no importando para qué, elevaron consignas contra la corrupción y la inseguridad, junto al cuidado del medioambiente y la soberanía nacional en abstracto. Se cuidaron, sí, de explicar que la delincuencia es producto de la miseria y la ignorancia; que la principal inseguridad para la población es la laboral y cómo llegar a fin de mes. Que sólo el ambientalismo consecuente y anticapitalista tiene sentido en la fase repetidamente violenta del extractivismo megaminero para sostenimiento e incremento de las utilidades demandadas por el capital en su hora desesperada. Que la soberanía nacional, por sí sola, es un arcaísmo, toda vez que al capitalismo mundialmente financiarizado –como toda hegemonía- enmarca en su movimiento las condiciones  de la resistencia contra sistémica para su necesaria  superación, y, por tanto, reivindica la comprensión práctica de que  no hay más soberanía que la liberación de los pueblos dependientes sin más patria que su situación de explotados y expoliados. Y que la corrupción es una de las determinaciones objetivas y fundacionales del capitalismo, como la especulación, y no un accidente que se corrige con acusaciones morales o sanciones penales (cuando las hay). 

3. La agenda del poder ficticio es escenificada mediáticamente y convenida políticamente. Como los medios –los del gobierno y los de su oposición pactada- se han vuelto pura farandulización de la cuestión pública, pantallazo desechable, información chatarra, algunos periodistas bien pagados se han convertido en voces autorizadas para buena parte de la sociedad cuya entretención más barata y accesible es la TV y la radio. Más liderazgo de opinión tiene un comunicador con alto financiamiento, horario premium y transmisión por un canal satelital de alcance nacional, que el propio Papa argentino o Maradona. Aunque el periodista en cuestión apele siempre a los resortes más primitivos de la emocionalidad humana; recorte la realidad a discreción; y no soporte más ética que la proveniente de los intereses de su empleador.
El diario El Clarín –punta de un holding que supera los medios de comunicación- es amarillo (http://es.wikipedia.org/wiki/Prensa_amarilla), de consumo masivo, impone pauta y miente tanto como el holding controlado por la administración de turno. Pura literatura construida con retazos de realidad, portadas estridentes, acentos  arbitrarios, órgano oficial del anti-kirchnerismo (si es que el ‘ismo’ tiene algún significado en este caso). Fue kirchnerista. Ahora no. Por eso la Ley de Medios del gobierno nacional va tras su descalcificación, y en modo alguno comporta una democratización genuina de la libertad de información  (http://rebelion.org/noticia.php?id=161345). Infinitamente más estratégico es el matutino La Nación (una versión con menos páginas de El Mercurio de Chile, http://www.youtube.com/watch?v=pObhGu4N5b0), que, con calculadora en mano, sugirió en uno de sus editoriales que sería mejor que el ajuste estructural inminente en el país lo conduzca el Estado en vez de que quede liberado e implementado por ‘las fuerzas del mercado’. Es decir, una sugerencia casi keynesiana para transitar a un ajuste antipopular más racional  y, de pasada, que el costo electoral lo pague el gobierno. Elegante el crimen.
La Ley de Medios, la vida íntima y pública de los políticos, la entrega por capítulos de la corrupción gubernamental, el famoso y opaco tema de los Fondos Buitres, y los casos obsesivos e intrincados de la página policial, a la enorme mayoría de la población le importa una mandarina. Salvo que la mandarina esté en oferta.

4. El facilitador sin contrapesos para el establecimiento de la inestabilidad y el agravamiento de la vida de los pueblos y trabajadores de Argentina, la multiplicación de la cesantía y la pobreza dura, la polarización y desigualdades sociales, la acentuación de fenómenos peligrosos como el racismo y el olvido de la historia reciente, más otros daños, se encuentra en la ausencia de democracia o inexistencia de participación popular protagónica en las decisiones políticas por arriba, por abajo, por los costados, mirando de cerca o tomando buena distancia.
El imperialismo y las clases mandantes nativas y subordinadas a su reproducción, el patrón primario extractivo y exportador, el mango financiero del sartén capitalista, la intensificación de la explotación del trabajo asalariado, la deuda grande y la individual (que en rigor es generalizada y sólo en su momento de realización parece personal), la ruina de las provincias, los 15 mil mendigos de la Ciudad de Buenos Aires que ni la industria del turismo con los codos zurcidos puede ya tornar invisibles. La mitad de la fuerza de trabajo ‘en negro’, informalizada y también indocumentada en su costilla más empobrecida, y una numeración de determinaciones difícil de sintetizar para representar la totalidad del movimiento del capital, son cuestiones ya conocidas, bien o mal entendidas e interpretadas, pero sufridas de manera objetiva por la sociedad argentina. Más allá de la pirotecnia, la alienación, la cooptación a pago, y lo que resulta más grave todavía: una suerte de lumpenización ampliada  del conjunto. No resulta extraordinario o casuístico escuchar a gente de una fracción de los ‘sectores medios ilimitados’ de la Capital Federal la práctica de la especulación comercial a toda escala, la dicotomía formal entre ‘giles y vivos’, que la culpa la tienen los migrantes ‘que vienen a aprovecharse (¿de los peores empleos?)’, y hasta el alarmante ‘con los milicos estábamos mejor’.
Cuando los resultados electorales de las PASO expresan una derechización de los votantes, y las relaciones sociales basadas en la competencia a muerte entre pares desplazan a la solidaridad, a la compasión (‘compartir el dolor’) y a la organización colectiva para enfrentar a los verdaderos enemigos de quienes sobreviven de un salario, se está pavimentando el espanto de la fascistización social.
¿Qué ocurre? Sólo se mencionarán dos causas interdependientes para no dormir al lector. Primero, la existencia de una democracia representativa y antipopular profundamente vertical –que no excluye a la inmensa mayoría de las agrupaciones que se autodenominan de izquierda, representantes del pueblo e incluso ‘revolucionarias’-, donde desde arriba, o desde casi cualquier entidad sistémica, o bien embanderada con el propio Che Guevara o Marx o San Martín, no se consulta ni la hora y sólo persigue la formación de clientela electoral, grupos sociales incautos, demanda legitimadora. Sin participación con poder decisional, es decir, sin conciencia ni convicción, y ausencia premeditada de alfabetización política con el fin de que el sistema de partidos políticos se perpetúe para mantener sus prebendas y se consolide una ‘clase política’ profesional, especializada, prohibitiva, elitizada.

Y segundo. La interminable lista de agrupaciones autoproclamadas ‘para emancipar’ a los pueblos y los trabajadores de Argentina, reproduce en su conducta ese mismo verticalismo con fines básicamente electorales. Algunos honestos intelectuales cuya producción ponen al servicio de los intereses de la mayoría social subordinada, incluso llaman a la unidad de la izquierda, como si la izquierda contuviera o fuera autoridad democrática y radicalmente reconocida por los territorios populares. Es decir, como si cada agrupación política zurda estuviera llena de distintos pedazos de pueblo, y bastara concertarlas para tener en sí y ante sí las fuerzas sociales suficientes para inclinar la realidad a su favor. Para el caso, las mejores intenciones de las izquierdas o de sus direcciones, se reducen a una suerte de reunión instrumental aparatista y sustantivamente electoral. No importa tanto la unidad todavía desintegrada de las diversas luchas del pueblo y su movimiento real, como no importa tanto el sujeto social destacado -en acción o potencia- para superar el capitalismo, toda vez que la única conducción política liberadora capaz de desplegarse creativamente no saldrá sino desde la propia sociedad castigada y sus franjas autoconcientes. Esto es, el problema no es aritmético ni programático ni electoralista ni descansa en el campo de los deseos, por edificantes que ellos sean. Aquellas izquierdas anticapitalistas –no importa su cifrada procedencia (sólo para iniciados u objeto de tesis académicas), de qué corriente o ruptura vengan (que a los de abajo ello los tiene sin cuidado), etc.- que no hagan en la práctica de las luchas concretas el análisis de la situación real y, como un solo movimiento fundido en los materiales que combaten al capital, produzcan colectivamente la estrategia y tácticas de la superación de la sociedad de clases de intereses irreconciliables, ya se han convertido en parte del problema. En obstrucción y distracción autocomplaciente frente a los intereses de  la humanidad resumidos transitoriamente en aquellos que les son propios hoy a los pueblos y los trabajadores.       

domingo, 18 de agosto de 2013

Sobre las elecciones chilenas: Una mujer roxanamente igual a su pueblo

“Siempre mujeres, cumpliendo oficios
que se entretejen sin tener fin.
Ser costureras, ser cocineras,
recamareras y planchadoras;
ser enfermeras y lavanderas,
también meseras y educadoras.”

Gabino Palomares

 

 

Andrés Figueroa Cornejo 

 

 

1. Cristian Cepeda remata en su artículo  ‘Presidenciales Chile: La Dura Batalla por el Protagonismo Popular’, que “este ejercicio electoral de noviembre no será el punto de quiebre de estos últimos 40 años de neoliberalismo. Seguramente las candidatas del duopolio arrastrarán a buena parte de los chilenos detrás de sus promesas. Por lo mismo la candidatura de Roxana Miranda (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166339 ) no podrá ser evaluada en su capacidad de acumular en un juego que aún sigue rigiéndose con las cartas marcadas. Pero si la apuesta va más allá de lo electoral, la demostración de poner al sujeto popular como protagonista de la historia de Chile, en un período que se viene álgido de cuestionamientos al modelo, sin duda es la única apuesta correcta.”


¿Pero qué significa ‘protagonismo popular’, una apuesta ‘que va más allá’ y cuáles son sus condiciones?


2. El capitalismo no se convertirá en otra cosa por medio de las elecciones. De hecho, las elecciones o el ejercicio repetido de votar por uno u otro candidato, salvo en inflexiones históricas que ni siquiera están asociadas al campo electoral centralmente, forman parte de la fachada ya traslúcida de tanta tintura, lavado y enjuague, de una dominación apenas más sofisticada que la franca servidumbre o  esclavitud.
El imperialismo (Estados corporativos de EEUU-UE-Israel) hace tiempo formuló los mandamientos para la presente fase de su reproducción –a punta de armas robotizadas, el dólar; el monopolio del conocimiento científico, la genética y nanotectnología, la neurociencia, los transgénicos; y la ruina o sobrevivencia de la periferia mundial jugadas en la especulación bursátil y la relación comercial asimétrica entre los bordes primario exportadores y el centro creador de conocimientos estratégicos-. Esto es, democracias representivas duopólicas (matizadas entre sí, jamás contradictorias, siempre complementarias, y a cargo de empresas electorales privadas altamente especializadas y cuyo valor -de cambio, de uso y abuso- es la gobernabilidad o subordinación con alto consenso social respecto de los requerimientos del capital concentrado y transnacional); lucha contra el terrorismo (donde terrorismo es todo aquello que se resiste al terrorismo imperialista); y el liberalismo financiarizado, mediático y militar.
Es decir: parodia de democracia para satisfacer un mismo proyecto de clase y sistema mundo; represión precautoria y ofensiva contra los intereses populares; y recreación permanente de la deuda, la explotación humana y el saqueo. Un conjunto opresivo mediado por la alienación simbólica y la fuerza. Avasallamiento, usura y miedo. Cada cual con su industria y especialidad, y todas juntas accionistas de un mismo holding.
¿El narcotráfico, la industria bélica, la red de trata de personas, la prostitución infantil, el patriarcado, los medios de masas, la especulación con la producción y precio de los alimentos, la explotación de los recursos energéticos –en particular los hídricos y fósiles-, los bancos y financieras, el retailer, y el lobby político, policial y judicial, no son acaso fracciones de un mismo mosaico cuya unidad de sentido y necesidad, armado y propiedad,  está a la base del mejor de los mundos posibles?


3. El protagonismo popular no abandona su inconsistencia abstracta y vacía si no se despliega como movimiento creativo y liberador determinado por la práctica. O sea, el protagonismo popular no es la simple negación idealista del orden vertical de la dictadura del capital. Es más bien, el momento del entendimiento y autoconciencia de grupos humanos insurrectos contra la dinámica capitalista que en su propia lucha contiene los materiales de la superación del trabajo asalariado, de la autodeterminación, la socialización de la vida, la democracia radical. Por eso requiere de una voluntad estratégica para destruir la sociedad de clases, aunque su programa y tácticas contingentes estén inestablemente condicionadas y acotadas por las relaciones de fuerza o el estadio de la lucha de clases.
El protagonismo popular, entre su formación inicial y finalidad, atraviesa por un momento de confusión inevitable. La derrota del economicismo, la pelea limitada y corporativa que resulta incapaz de ligarse y reconocerse en otras luchas por miopía, pavor a la revolución, y/o cooptación de su dirección; el populismo caudillista y preso de un nacionalismo de conciliación social –corto o ampliado (de un país o de un continente en particular), corresponden a obstáculos que pueden enfrentarse y subsumirse hasta su extinción, sólo a través de la acción y la producción teórica y política independientes, propias.


4. El protagonismo popular es un punto de llegada. Un derrotero duro y sublevado que es objeto primero de control, represión, y según llegue a madurar, de aniquilamiento político-militar desde el Estado corporativo. Por ello su blindaje en todos los ámbitos –orgánicos, formativos, materiales- no es una opción. Por el contrario; es la condición de su realización. La acción directa, el poder popular, la participación electoral, la lucha frontal hasta la desmoralización y reducción del enemigo de la Humanidad, son momentos que, combinadamente y según el pulso de los combates y el tonelaje de fuerzas en los campos de la política concreta, configuran los avances, retrocesos, empates y posibilidades de la victoria del género humano sobre el capital, y sus relaciones de clase y de poder.
Para alcanzar la unidad -o la totalidad sometida y despojada de su libertad logre enrumbarse en un solo sentido histórico-, siempre deben preexistir formaciones políticas que condensen las claves tendenciales de la sociedad futura. Producto de la alienación masiva bajo el capitalismo, en el actual período esas formaciones difícilmente contendrán porcentajes mayoritarios de la población, pese a que su vocación concreta de mayorías y de poder son su necesidad y condición.

5. ¿Qué pueden hacer en Chile hoy las agrupaciones cuya estrategia es la superación socialista del capitalismo, entonces? Junto con concentrarse y ponerse a disposición política del movimiento de los sujetos en lucha reales –en especial los trabajadores precarizados, los estudiantes secundarios y el Pueblo Nación Mapuche, las mujeres, los migrantes; los que se saben excluidos, explotados y usurpados-, es preciso que destaquen tiempo a la formación, producción de conocimientos, y al establecimiento poli-ético en sus propias relaciones habituales del proyecto de sociedad que acabará con la totalidad amenazante del capital.
Asimismo, y aunque parezca un sobreentendido, debe hundirse en el movimiento real, luchar a la cabeza para obtener participación en la autoridad o conducción política reconocida por quienes ofrecen resistencia. Y, naturalmente, si cuenta con fuerza y organización suficientes, tácticamente puede aprovechar, para amplificar su influencia y proyecto –sin ingenuidades, diciendo la verdad y jamás distrayéndose de lo importante-, la tribuna que limitadamente ofrece la forma democrático burguesa de la tiranía del capital.
Condenados a que ese conjunto de sujetos sociales insurrectos, en el marco impuesto por una legalidad extraña a los intereses de la Humanidad, deba tener un rostro de alcance simbólico, entonces que ese rostro, ahora, sea de mujer morena y empobrecida, de claras huellas mapuche. Luchadora por excelencia; creíble porque se trata de una mujer genuina y con expedientes al respecto, y no porque imposta la voz.
Una mujer roxanamente igual a su pueblo.




viernes, 9 de agosto de 2013

Elecciones en Argentina y Chile: Que no es lo mismo, pero es igual

Borrador sobre la crisis del sistema de partidos políticos y de los recursos electorales en ambos países.

Andrés Figueroa Cornejo  

1. El domingo 11 de agosto se realizan en toda Argentina las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) con el fin de determinar los cargos nacionales que modificarán o no la composición de un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados a fines de octubre de 2013. Un análisis que condensa desde una perspectiva crítica los alcances de las Paso se encuentra en http://frentepopulardariosantillan.org/ante-las-elecciones-primarias-2013-declaracion-de-marea-popular-y-el-fpds-cnpatria-grande/
En Chile, a mediados de noviembre de 2013, se efectuarán las elecciones generales, presidenciales y de ambas cámaras. Para conocer algunos de sus aspectos se puede revisar  http://www.rebelion.org/noticia.php?id=172205&titular=an%E1lisis-y-proyecci%F3n-del-escenario-pol%EDtico- y http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171577&titular=las-hijas-de-los-generales-
El presente borrador, en cambio, pretende explorar, más allá de los detalles contingentes y las distancias matizadas entre las democracias burguesas de Argentina y Chile, el modo en que se expresa la crisis del sistema de partidos políticos en ambos países.

2. Tanto en Argentina como en Chile, la política profesional se presenta ante las grandes mayorías como distanciamiento y espectáculo; como publicidad, farándula y saturación. Como una industria cuya particularidad está asociada a la administración de un Estado aparentemente inmutable e imparcial. Ello se acentúa en los períodos electorales.

3. ¿Cuál es la mercancía en temporada de elecciones? Los candidatos y luego sus promesas programáticas. ¿Cuál es la forma de semejante mercancía? El compromiso pegajoso, amigable, vecino  y verosímil de cambiar el actual estado de cosas ‘para el bien común’, envuelto en un procedimiento mendicante explícito. En su movimiento doble, la democracia burguesa representativa y vertical –o la dictadura del capital mediada por el truco o la puesta en escena del sufragio- resulta patriarcal (aunque se trate de candidatas), lejana como la mercancía más cara y, a la vez, con rostro que busca la identificación inmediata con el eventual comprador.
¿Por qué abusar de la mercadotecnia? Porque es una mercancía desacreditada, en crisis, que precisa de renovados artificios y coberturas  en el momento de la oferta y la vitrina. Los pueblos ya conocen el momento frustrante de su realización. Por eso, desde arriba, el sistema de partidos políticos hegemónico –por fuerza y consenso-, se lima las uñas constantemente, reflota acontecimientos mistificados y sin contexto, como también oscurece la memoria y experiencias históricas de los expoliados. Siempre desde arriba, durante las elecciones la población habilitada para votar es tratada como clientela de supermercado, consumidores, espectadores; como masa infantilizada, deficitaria, incompleta, impotente e incapaz. Es decir, como grupos sociales fáciles de distraer, víctimas de un déficit atencional sin retorno, analfabetos políticos. En buenas cuentas, en las elecciones del capitalismo argentino y chileno, simplemente se reproducen las relaciones sociales que dominan provisionalmente la totalidad de la vida.

4. La crisis de representatividad del sistema de partidos políticos –que sólo subsiste porque su agotamiento no es suficiente por sí solo para ser trascendido- atraviesa tanto a las viejas derechas, como a las viejas izquierdas. Por más que acudan a la cirugía plástica antes de cada rutina electoral. Por más que empleen nuevas caras viejas o, peor aún,  viejos  apellidos, como si el ejercicio de la política fuera un asunto genético, atávico, hereditario, toda vez que es histórico y universal. (En Argentina puede cumplir esa función el tótem masculino de Néstor K. o Perón o Belgrano; y en Chile, el de los generales golpistas y los no golpistas, o cualquier Alessandri o Frei Montalva o incluso Salvador Allende. Cada uno de ellos como figura aislada, individual, ausente de texto y contexto).
Los representantes, partidos, alianzas, bloques, frentes y concertaciones, directos, postizos o ‘voluntarios’, de más o menos similares intereses de clase en el sistema político en decadencia -apenas oxigenado por el éxito parcial de la alienación y el miedo- no se corresponden a expresiones opositoras, sino que complementarias.
Ahora bien, en Argentina y Chile, aquellas agrupaciones críticas al capitalismo y, por extensión, refractarias al devaluado sistema de partidos políticos y que, sin embargo, participan en las elecciones por beneficio táctico (publicidad ampliada) o convicción, se presentan hoy como ‘alternativa’. O sea, como otredad y negación propositiva respecto del imperio planetario  del capital y la hegemonía de su modalidad financiera, extractivista, informatizada y militarizada, según sus grises formas nacionales.
No obstante, y lejos de la propaganda, situarse como pura alternativa u oferta programática democratizadora, pero carente de las fuerzas sociales concretas que combaten al capital, es un gesto insuficiente.
Cuando se propone que la lucha contra el capitalismo es por arriba y por abajo, no se trata de dos opciones separadas, sino de un solo momento que comporta los mismos supuestos y soportes. Es decir, no es posible considerar decisivo un diferendo electoral desde los intereses y modos de los  pueblos y los trabajadores, desde su movimiento real, sin contenerlos protagónicamente. Y así también, el movimiento real de los pueblos y los trabajadores que se enfrenta contra el capital no puede desdeñar las elecciones burguesas siempre y cuando su desempeño allí esté férreamente subordinado a sus intereses, tácticas y realización histórica, con los resguardos suficientes para que las plazas ganadas no reviertan su sentido –por cooptación, mesianismo o ilusión- y terminen siendo parte del problema.    
Entonces, postularse como ‘alternativa’ política, sin que el sujeto político que orienta y desenvuelve -mientras corre o camina- su propia práctica y proyecto emancipador, en el mejor de los casos, puede tal vez testimoniar la naturaleza inhumana del capitalismo desde una tribuna en 3D, y, en el peor de los casos, puede fortalecer la escenografía gastada del sistema de partidos políticos imperante aún.
Asimismo, también resulta insuficiente plantearse como pura ‘alternativa’. Tanto en Argentina, como en Chile, las luchas colectivas del sujeto político concreto (pueblos indígenas, mujeres oprimidas y sin derechos, trabajadores activos e inactivos precarizados, estudiantes e intelectuales empobrecidos, ambientalistas consecuentes; todo quien sobrevive de la venta de su fuerza de trabajo, e incluso pequeños propietarios subordinados a los precios, la demanda y la deuda impuestas por el gran capital imperialista resumido en la bolsa, las armas y la divisa), se manifestará como posibilidad de superación del capitalismo, más que como ‘alternativa’ o simple negación de lo que, por ahora, constituyen las relaciones sociales dominantes.   

5. Los Estados no son inmutables e imparciales. Son un producto histórico devenido de las relaciones sociales y de poder existentes en una época determinada de la sociedad humana en la naturaleza. Sus instituciones, funciones y movimiento no tienen que ver con un mítico acuerdo social ocurrido en distintos tiempos o a similar distancia y velocidad. Por el contrario, su sola realidad revela la existencia –para este caso, desde la modernidad- de clases sociales de intereses antagónicos e irreconciliables.
Por tanto, el Estado es una relación social que está allí para promover, servir, proteger y legitimar la hegemonía de una clase social sobre otra. Bajo el capitalismo, el Estado, incluso extremando sus formas democráticas hasta los bordes tolerables por la minoría que vive a costa de la mayoría, es de contenido burgués. De no ser burgués, el Estado sólo podría ser popular y radicalmente democrático si es concebido por una sociedad autoconciente que lo va minando en tanto crea sus propias formas nuevas de organización social, distintas de la sociedad de clases. Es decir, un Estado no es burgués ni antipopular ni antidemocrático sólo cuando el conjunto de la sociedad  lo sabe transitorio o como mal necesario y temporario mientras edifica las condiciones para su extinción y superación. De volverse el Estado un fetiche y la estatización de los bienes y servicios un fin en sí mismo -como si el Estado fuera un producto abstracto y terminal-, como tendencia observada históricamente, él sostiene las relaciones de poder y obstruye la mismidad entre necesidad y libertad.
Para la voluntad e intereses de la sociedad como totalidad libre y liberadora pendiente, el Estado únicamente es un ‘mientras tanto’ la política deje de ser la concentración de la economía y la guerra. Naturalmente, la velocidad espacial de la desaparición del Estado está determinada, en general, por el mapa temporal de la lucha de clases en todas sus escalas y proporciones nacionales, regionales y mundiales,  y por la inauguración de una era post-capitalista, sin explotados ni explotadores, sin arriba ni abajo, sin opresión y sin guerras.
Esto es, junto con la abolición de la propiedad privada, es necesario abolir la política conocida como hasta ahora.  

*Pintura de Rene Magritte

viernes, 2 de agosto de 2013

Estado de Chile es obligado por la solidaridad nacional e internacional a tratar médicamente a héroe de la Resistencia contra Pinochet

-Caso de Guillermo Rodríguez, ‘El Ronco’, revela que los pocos criminales de la tiranía encerrados viven en cárceles cinco estrellas, mientras miles de víctimas reciben trato de indigentes.



Andrés Figueroa Cornejo

El 31 de julio, cerca del mediodía, un Comando de Apoyo acompañó al reconocido militante de la Resistencia contra la tiranía pinochetista, Guillermo Rodríguez Morales, ‘El Ronco’, a una reunión en el Ministerio de Salud con la responsable nacional del Programa de Reparación y Atención Integral en Salud y Derechos Humanos, PRAIS (creado en 1991), Paula Godoy, para conocer su respuesta ante la gravedad sanitaria que atraviesa el ex prisionero político ( http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171949 ).

La cartera de Salud está ubicada en el centro de Santiago de Chile. Apenas dos días antes se había echado a correr por las redes sociales la carta de Guillermo Rodríguez, y ya la solidaridad nacional e internacional tapizó con protestas al Ministerio y con propuestas sanitarias extra nacionales al propio Ronco. Es cierto que en el país de origen de quien escribe atropelladamente este texto, casi siempre es invierno desde hace cuatro décadas. Pero la soledad, el egoísmo y el miedo destruidos por la convocatoria decorosa de tantos, cambió el orden y los signos de ese miércoles. Entonces el gris amargo de julio sonrió por una vez.   

La solución inmediata y los problemas estructurales

“Soy un ex prisionero político de la dictadura contemplado en la ley Valech ( http://fundacionallende.blogspot.com/ ), como tantos otros” comienza la cita ‘El Ronco’ con la encargada nacional del PRAIS, Paula Godoy, y sustancia que   “Requiero urgentemente una operación a la vesícula en un contexto donde ya tengo intervenciones anteriores de cáncer, intoxicación y envenenamiento en las cárceles de la dictadura. Fue penoso estar más de seis meses corriendo de un lado para otro porque simplemente soy usuario del PRAIS. Una sencilla traba administrativa significó un semestre de postergación de mi operación de cáncer.  Todo, claro, en un marco de salud de mercado, porque los señores del Hospital Salvador (teóricamente, ‘público’) no operan porque ‘no hay plata’.”

Guillermo Rodríguez respira con dificultad, pero con claridad señala que  “Fue necesario constituir un Comité de Apoyo, enviar un sinnúmero de cartas de denuncia de Chile y el exterior, para poder llegar a esta instancia. Esto, naturalmente, tiene que ver con un proceso global en Chile. Hace un momento, en la entrada del Ministerio de Salud nos topamos con dos personas gritando porque sus derechos son violados. Por eso, en todos los espacios sociales, si uno no presiona y no se moviliza, sencillamente los derechos de las personas no son reconocidos. Ahora necesito saber cuál será la solución para mi problema. Me acompañan otros ex prisioneros políticos que han padecido conflictos con el PRAIS en el momento del servicio sanitario.”

Paula Godoy reconoce que “la ley de reparación es bastante menos que lo que se indicó en los discursos políticos” y que para ‘El Ronco’ es posible una respuesta extra-sistema. La responsable del PRAIS explica que “se hará una compra directa de servicio de salud mediante una cotización ya en curso, entre las clínicas privadas. En menos de dos semanas serás atendido en una de ellas.”

El cronista piensa cuánta lucha popular hubo y también piensa en toda la que falta, en cuánta fuerza será preciso reunir para derrumbar las relaciones de poder y clase dominantes, e ir saliendo de la condición de animales simbólicos hasta ingresar a la de seres humanos.

‘El Ronco’, paradigma de la Resistencia anti-dictatorial, expresa que “El Estado se ha encargado sólo de uno de los aspectos de la ley de reparación: la atención de algunos temas de salud. Pero la reparación, según los acuerdos internacionales, tiene que ver con una Reparación Integral. Muchos de nosotros no podemos trabajar porque ‘tenemos los papeles manchados’  para algunos. No existe la reinserción social, ni la atención pronta, ni un largo etcétera para muchos de nosotros. Se está acumulando mucha tensión entre los usuarios”, y agrega que  “Estamos frente a una cuestión de Estado. Independientemente del gobierno de turno, el PRAIS debe contar con más presupuesto para lograr sus objetivos. Para la sociedad, la reparación es igual a la indigencia, y producto de acuerdos politiqueros. Entre 10 a 15 familias a través de una negociación política, obtuvieron onerosas reparaciones, mientras que la mayoría recibimos una suerte de pensión de $ 153 mil pesos mensuales (USD300).” 

Ya en la calle, con un compromiso estatal para tratar rápidamente la grave situación de salud  de Guillermo Rodríguez que este mismo artículo documenta, el Comité de Apoyo improvisa un círculo en la vereda, a los pies del Ministerio de Salud, justo frente a una comisaría policial.

Que las leyes son letra muerta, que si no existe lucha –en cualquiera de sus formas- no hay conquistas para los de abajo; que la solución personal no resuelve las maldiciones del capitalismo cuartelario chileno; que las reparaciones para quienes sufrieron la tortura y el espanto de las violaciones de los DDHH valen menos que poco y su límite llega a 1991, en tanto las víctimas de los gobiernos civiles reciben hoy mismo el castigo más feroz. Que la movilización social es históricamente necesaria, y también es históricamente criminalizada por el Estado de los que mandan.

Mientras se separan, como átomos de una guerra antigua y permanentemente actualizada, el articulista chileno que está de paso y reside en un país vecino, se encamina hacia la Alameda helada, le da vueltas a los casi 40 años desde el golpe de Estado, al capitalismo de vanguardia que sufre su gente y que ya se extendió como mancha de petróleo por el mundo. Piensa en la unidad de los pueblos y los trabajadores, en los estudiantes secundarios, los mapuche, los trabajadores empobrecidos y sin techo que luchan, en la HipHopLogía rebelde, en la juventud que arde para allegar el porvenir, en las comunidades de provincia que se levantan paulatinamente para enfrentar la miseria y la desigualdad. Quien suscribe, piensa en la reunión popular, acaricia un cigarrillo argentino y se hunde en una estación del Metro de Santiago en invierno.