sábado, 31 de diciembre de 2011

2012


“(…) y el pueblo llene las calles vacías
                                                                                                       con sus frescas y firmes dimensiones.

Aquí está mi ternura para entonces.

La conocéis. No tengo otra bandera.”


Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto




Que desde la madrugada de 2012  la lucha de clases no nos sea extraña, que las fronteras se vuelvan invisibles, que los cabros chicos y los cabros grandes explotados sean prehistoria y álbum de daguerrotipos, puro registro en sepia; que las mujeres sean igualitas a los hombres en derechos y oportunidades, que las condiciones materiales y culturales para que todos tengan esos  mismos derechos y oportunidades se hagan realidad por combate y encanto; que el imperialismo y las clases dominantes cedan, los ganemos para la causa o se suiciden razonablemente ante la justicia de nuestros argumentos o, de lo contrario, apuremos el tranco para la creación del medio político independiente desde y con y para poner en su lugar los intereses históricos de los trabajadores y el pueblo; que los días duren por lo menos el doble y la mitad de tiempo el trabajo; que uno de los buenos descubra el remedio para el cáncer y otras maldiciones; que nunca seamos eternos, pero que al menos el turno que nos tocó por ventura, accidente y misterio en esta ínfima piedra galáctica sea más decentito; que si por alguna situación no habida en nuestras cuentas cortas llegamos al poder, el tramo del control estatal de la economía, la sociedad y la defensa del triunfo demoré menos que un suspiro y rápidamente manden todos y así desaparezca la palabra Estado y su materia amarga. En fin, que el 2012 nos sorprenda un par de palmos más cerca del hombre nuevo que del viejo simio.

Andrés Figueroa Cornejo

Diciembre 31 de 2011

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