Desde el 4 de junio, 28 trabajadores del legendario Hotel Valdivia, agrupados en el Sindicato Quezada y Compañía, permanecen en huelga legal e indefinida. Se trata de camareras, recepcionistas, carreros, auxiliares de aseo y empleados de la cocina que ganan el sueldo mínimo ($165 mi pesos) y exigen un reajuste del 10 % (menos de $17 mil pesos) más un bono de fin de conflicto de $ 50 mil pesos.
El gerente del afamado hotel, Abelardo Mella Benítez, hijo del dueño, dice que no hay plata para los trabajadores y sólo ofrece un bono de $ 25 mil pesos por una vez.
En el Valdivia los precios de las habitaciones se encuentran entre los $ 36 mil y los más de $ 100 mil pesos. Ahora que los trabajadores están en huelga, apenas un 5 % de los clientes llega al hotel. Si se considera, estadísticamente, que las prestaciones de servicios habitacionales del Valdivia corresponden a alrededor de 700 a la semana, resulta dramática la contracción de la tasa promedio de polvos puertas afuera en Santiago.
Por otra parte, los trabajadores, desmintiendo al gerente, afirman que quienes están en huelga llevan entre 20, 30 y hasta 40 años laborando allí y que “no somos personal reciente”.
El Hotel Valdivia tiene 50 años de vida y sus trabajadores mantendrán la huelga “hasta las últimas consecuencias”. Sólo solicitan que “por favor, no venga al hotel ningún famoso mientras estemos movilizados.”
AFC
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