martes, 20 de enero de 2009

CHILE: “EN NUESTRO BARRIO ESTÁN LAS CASAS DEL FUTURO”


Rosario Carvajal y José Osorio, motores del Movimiento por la Defensa del Barrio Yungay:


Rosario Carvajal y José Osorio son los líderes naturales de Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay que luego de tres años de lucha y organización en pleno corazón de Santiago obtuvieron el pasado 14 de enero que el Consejo de Monumentos Nacionales concediera el estatus de Zona Típica al territorio que habitan, protegen y promueven. Su patria es el barrio, y el barrio es la síntesis de lo que ocurre en Chile. Ambos son jóvenes y con un par de gatos ruidosos comparten una casona sólida y alta como sus sueños. Hablan del sitio de Yungay con pasión cariñosa y bien blindada de principios.

El 20 de enero se cumplieron 170 años desde la fundación del Barrio Yungay, ¿Qué significa esta cifra voluminosa para un país tan joven como Chile?

José Osorio: “Los 170 años son reflejo de un país que hoy está intentando celebrar el bicentenario. El Barrio Yungay es el primer barrio planificado de Santiago. Y condensa en su geografía humana y arquitectónica, toda la historia de la República y sus diversas etapas, influencias culturales y migraciones.”

¿Cuáles son las motivaciones que gatillan el movimiento?

JO: “Nosotros queremos recuperar el barrio desde el sujeto popular que siente y crea cotidianamente. Esta es una opción de vida que se inserta en un territorio con las claves de su propia identidad. Nosotros apelamos al sentir profundo del sector. La celebración de los 170 años tiene que ver con reinventar nuestra historia.”

Rosario Carvajal: “Nuestra iniciativa fue construyéndose a través de un vínculo emocional con la localidad. Esto es transversal en términos políticos, etarios, religiosos, raciales (por la cantidad de inmigrantes que participan). La identidad del barrio se ha forjado por sus habitantes desde 1939 y no por las autoridades. Nosotros nos hemos autoconvocado por cosas muy fundamentales, como el amor por el lugar, la identidad de las esquinas, la feria de los domingos, el zapatero que está al frente de la Plaza Yungay.. Esto no es un rescate únicamente arquitectónico, sino que quiere relevar el patrimonio cultural, es decir, la vida que alberga nuestro patrimonio material. Aquí vivimos solidariamente. La gente se conoce, se saluda habitualmente, todavía existe espíritu comunitario.”

OTRO BARRIO ES POSIBLE

Algunos podrían pensar que ustedes reivindican el pasado contra el desarrollo…

RC: “Yo creo que esa dicotomía es falsa. Corresponde al discurso del mercado inmobiliario y los grandes capitales que dice “si usted está contra las nuevas construcciones, entonces usted se opone al desarrollo, al progreso.” Pero es todo lo contrario. Al defender nuestra identidad estamos impulsando otras formas de desarrollo asociadas a otra mirada.. Nos interesa fomentar el mercado popular contra el mercado de los mega consorcios comerciales. ¿Con la industria inmobiliaria se está desarrollando la ciudad? Yo diría que lo único que se desarrolla y crece son sus cuentas bancarias, pero no la calidad de vida. Creemos que las inmobiliarias emplean un discurso falso que responde sólo a sus intereses.”

JO: “Las casas de nuestro barrio, las que todavía no han sido echadas abajo, son las casas del futuro. Son las casas que han sobrevivido 5 terremotos y que tienen más de 50, 70, incluso más de 100 años, y todavía están en pie. Sería interesante ver en unos años más –y esperamos que no ocurra- que podría pasar luego de eventuales sismos con las actuales viviendas que se construyen no sólo en nuestro barrio.”

¿A qué tipo de desarrollo aspiran?

JO: “Nosotros apelamos a un tipo de desarrollo que se contrapone al del mercado inmobiliario. Por eso defender estos espacios nuestros tiene que ver con una propuesta de desarrollo para el futuro. La nuestra no es una lucha “nostálgica”, no es una lucha por el pasado, es una lucha por el futuro. De esta manera debería vivir cualquier familia popular de Chile. ¿Por qué hoy una familia pobre debe vivir en una casa diminuta? Eso no tiene nada que ver con el avance de las sociedades los últimos 200 años. Esa es nuestra apuesta.”

¿Cómo definirían al Barrio Yungay?

RC: “Aquí hay un aire de pueblo. Se ve en la misma Plaza Yungay, con su iglesia. Falta el municipio, no más. Así también lo describía el argentino Sarmiento que vivió aquí luego de huir de la tiranía de Rozas, y que creó la primera escuela de profesores a nivel de América Latina. Él describía nuestro territorio como “La Villita ” a las afueras de Santiago. Y yo considero que siempre ha mantenido ese espíritu de pueblo. Uno va a comprar el pan y se demora una hora porque se encuentra con todo el mundo, entonces se pone a conversar. Pareciera que, en alguna medida, se hubiese congelado el tiempo. Ahora, la irrupción de los edificios nuevos implica una dinámica contraria a como hemos vivido.”

¿Existen relaciones con los vecinos que habitan los departamentos nuevos?

RC: “Nosotros hemos acogido a la gente de los edificios nuevos. Ellos han sido víctimas de estafas por la mala calidad de los edificios. Y la gente acoge nuestras actividades.”

LA COMUNIDAD AL CENTRO

¿De qué modo se ha incorporado el mundo vecinal al movimiento?

JO: “Estamos hablando de un trabajo de 3 años a partir de la lucha contra la basura , contra el plan regulador. Se ha trabajado meticulosamente incorporando a la comunidad a temas que son propios de la comunidad. Aquí cada cual debe poner su granito, ese ha sido el modelo. A veces nos ha ido muy bien y otras no tanto, pero en general ha funcionado. La comunidad debe ser parte protagónica de cada paso que demos. Aquí se construye todo desde abajo. No hay productoras de eventos ni grandes recursos. Si necesitamos un escenario, una organización lo pone; si necesitamos artistas, contamos con una red gigantesca de organizaciones culturales. Si requerimos plata, se hacen actividades para colectarla. La comunidad le da sentido y profundidad a las propuestas y a las iniciativas. Nada que hemos realizado ha salido de un par de iluminados. Cada uno debe incorporar a otro y ese otro a un nuevo miembro. Por eso el Festival del Barrio Yungay o la Fiesta del Roto Chileno han tenido éxito y han sido capaces de convocar a miles de personas. Hay mucha sinergia y esfuerzos compartidos.”

¿Los esfuerzos se limitan al Barrio Yungay?

JO: “Paulatinamente hemos tenido la posibilidad de influir no sólo en el barrio nuestro, sino que en otros territorios. Y esto es producto del capital de relaciones humanas que hemos construido; el resto es accesorio.”

RC: “Este es un movimiento vecinal político, no en un sentido partidista, sino en tanto queremos que la comunidad se empodere en las decisiones que se tomen en el territorio. Yo diría que hay una especie de “utopía barrial”, que luego de tantas crisis y caídas de muros, finalmente nos hemos quedado con nuestra historia. Nosotros tenemos una mirada macro y desearíamos que nos constituyéramos en una suerte de referente de participación. Todo lo que hemos hecho ha surgido desde espacios colectivos. Y desde el barrio, también estamos pensando el país. Barrio es mi patria y mi familia. Finalmente, en un barrio se condensa toda la situación de un país.”

¿Desean reproducir la experiencia de Yungay en otros sitios?

JO: “Nosotros podemos ser referente, pero no en el sentido de que nuestro modelo se exporte a otras comunidades. Eso no está en nuestra concepción. Sí, efectivamente, creemos que existen elementos fundamentales que en lugares donde está más dormida la participación, hay que despertarla. Entonces nosotros decimos que si en Yungay ha funcionado la colaboración vecinal, por qué en otros sitios no podría funcionar también. Con sus particularidades, con su propia historia. Nosotros queremos contribuir al camino de la participación; pero no de los “convencidos”, sino de quienes usualmente no participan. Queremos compartir nuestra experiencia con otros barrios; provocar el hermanamiento de barrios. Ya lo hicimos con la gente del barrio Bellavista; estuvimos con la gente del barrio San Telmo en Buenos Aires, Argentina; en Las Canteras de Colina, a las afueras de Santiago. Queremos decirle a otros sectores que se puede seguir teniendo esperanza y que se puede ir ganando, paso a paso. La cuestión es sin recetas, sino que a través de experiencias profundas.

HACIA LA CONVERGENCIA URBANA

¿Cuáles han sido las repercusiones de su movimiento y cuáles son las expectativas que abrazan?

JO: “En El Mercurio y La Tercera han aparecido sendos reportajes sobre nuestro movimiento y el “peligro” que comportaría para la arremetida del capital inmobiliario. Ahora queremos dar un salto país, con cientos de organizaciones barriales para generar una política de convergencia urbana en torno a los distintos conflictos que genera el actual paradigma en nuestras ciudades.”

RC: “Si bien los especialistas hablan que nuestra lucha es un tema “emergente”, su horizonte aporta a la recomposición de un movimiento popular.”

¿Piensan envejecer en este barrio?

RC: “Absolutamente. Yo soy nacida y criada aquí. No me imagino en otro lado. Eso es parte del compromiso de la gente que trabaja con nosotros. No estamos de paso por el barrio. La nuestra es una lucha de aquí hasta la muerte. Esta es una opción de vida.”

JO: “Por supuesto. Yo no habiendo nacido ni sido criado en el barrio, me enamoré de este sector. Mi vida gira en torno a estas calles, a este territorio. Con mi pareja vivo aquí, trabajo aquí. Eso no obstruye la necesidad de relacionarse con otros para construir la unidad e impulsar las transformaciones que nuestro país requiere. Ese es nuestro desafío.”

Andrés Figueroa Cornejo

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