viernes, 4 de enero de 2008

Primera parte : Capital

PRIMERA PARTE: CAPITAL, CAPITAL INDUSTRIAL, CAPITAL FINANCIERO, CAPITAL FICTICIO, CAPITAL ESPECULATIVO, CAPITAL ESPECULATIVO PARASITARIO

Capital

  • El dinero que circula en busca de su incremento es declarado capital. También lo es la mercancía que sirve de intermediaria entre el punto de partida y el de llegada de ese proceso de circulación.
  • El verdadero agente de la circulación es el valor y no el dinero.
  • El capital es valor que, mediante determinados procesos de circulación se autovaloriza gracias a la creación, a la producción de la plusvalía. Capital es el nombre simplificado de valor-capital.
  • La mercancía y el dinero se presentan, en lo fundamental, como formas de existencia del capital. El capital domina todo, hasta la propia lógica de la sociedad.
  • El capital es un valor que circula y a través de determinadas metamorfosis, llega a autovalorizarse. El agente, el sujeto de esa circulación, es el valor, y, con eso, deja de ser una simple característica de las mercancías para alcanzar el estatus de cosa con vida propia.
  • De simple contenido pasivo y subordinado a sus “formas” sustantivas (la mercancía y el dinero), el valor se convierte en agente social autónomo y con vida propia, perceptible mediante su movimiento (la circulación) y en relación al cual, la mercancía y el dinero llegan a ser simples manifestaciones subordinadas. El valor se vuelve sustantivo en el ciclo del capital.
  • “La producción capitalista sólo existe y puede seguir existiendo mientras el valor-capital se valoriza, es decir, mientras describe su proceso cíclico como valor sustantivado, mientras, por tanto, las revoluciones del valor son dominadas y niveladas de algún modo.” (Marx, El Capital, libro II, cap. IV, 94).

Capital Especulativo – Capital Especulativo Parasitario

  • El capital especulativo parasitario resulta de la conversión de la forma autonomizada del capital que devenga interés (capital ficticio), cuando sobrepasa cuantitativamente los límites soportables por el funcionamiento del capital industrial. De esta manera, lo que era capital industrial se convierte en capital especulativo. Como síntesis dialéctica del movimiento de sus formas funcionales, presenta el capital especulativo parasitario como polo dominante.
  • La mundialización capitalista actual, se diferencia de otras épocas de su historia por el predominio del capital especulativo parasitario (forma particular más concreta del capital que devenga interés), sobre el capital productivo. En esa fase, el capital industrial se convierte en capital especulativo y su lógica queda subordinada a la especulación y dominada por el parasitismo. Así, es la lógica especulativa del capital sobre su circulación y reproducción en el espacio internacional lo que define esta nueva etapa. Este fenómeno está asociado a la quiebra del patrón monetario internacional a partir de los 70.
  • Esto significa que incluso el capital que devenga interés, necesario para la reproducción del capital productivo, pasa a actuar según la lógica especulativa
  • La fase de la mundialización capitalista se caracteriza por el aumento de la explotación de los trabajadores en todo el ámbito capitalista y también, paradójicamente, por la ampliación desmedida del consumo de productos dispensables.
  • Existe una oposición entre la capacidad de riqueza por parte del capital y su exigencia de apropiación, definida hoy, en gran parte, por la lógica especulativa.

Capital Industrial

  • Para explicar el capital industrial, Marx analiza la circulación completa del capital y las funciones que sus diversas formas de existencia deben cumplir. Se trata de funciones cumplidas por las formas en las cuales el valor cambia a lo largo de su ciclo completo: D (capital dinero) – M (capital productivo)…Proceso productivo…M’ (capital mercancía) – D´

El capital productivo (M) está constituido por los medios de producción y por la fuerza de trabajo. El valor-capital asume la forma de capital-dinero, para cumplir las funciones del dinero, es decir, medio general de compra y medio de pago. Después de la compra, se convierte en los elementos materiales del capital-productivo. La expresión D – M indica la metamorfosis del capital, desde su forma capital-dinero en capital-productivo.

  • Bajo la forma de medios de producción y fuerza de trabajo, el capital debe cumplir las funciones productivas, es decir, la creación de valor y de la plusvalía. Posteriormente, el valor-capital asume la forma de capital-mercancía (ya preñada de plusvalía) para cumplir las funciones de mercancía: los productos que la constituyen deben ser vendidos. La simple mercancía se transforma en capital-mercancía en el momento en que asume la forma funcional mediante la cual el valor-capital posee existencia. Se trata de formas destinadas a cumplir funciones específicas en el ciclo del capital. Son, entonces, formas funcionales.
  • El capital, que a lo largo de su ciclo adopta y abandona sus sucesivas formas funcionales (capital-dinero, capital-productivo y capital-mercancía) se llama capital industrial. Este concepto se opone a los de capital comercial y capital que devenga interés, y no al capital agrario. Marx muestra que las diversas formas funcionales se autonomizan en razón de la división social de las tareas entre los capitalistas. Cuando una forma funcional del capital industrial se autonomiza, se convierte de forma funcional a capital autónomo. De esa manera, el capital-mercancía se convierte en capital comercial; el capital-dinero en capital que devenga interés; y el capital-productivo en capital productivo. Así, el capital industrial es el mismo concepto de capital, pero en un nivel más concreto de análisis. Hasta aquí, no hay que olvidar que esta elaboración marxista es de hace más de un siglo y medio atrás, y se refiere al capitalismo del siglo XVII. En la actualidad la propiedad de los capitales autonomizados de acuerdo a sus diversas conversiones muchas veces pertenecen a un mismo propietario.
  • El único capital autonomizado capaz de producir directamente la plusvalía es el capital productivo. Marx muestra en su época, que la división de tareas, al especializar cada empresa en funciones específicas, las hace más “productivas”, más “eficientes”. El volumen total del valor que resulta de los tres capitales autonomizados no sería capaz de producir y apropiarse de la misma magnitud de plusvalía sin la división de tareas, si cada una de las empresas tuviese que cumplir todas las funciones necesarias al capital industrial. Otra vez no hay que olvidar que este análisis se refiere a los albores de la revolución industrial (siglo XVII), donde la concentración de la propiedad capitalista combinada con su diversificación e interdependencia presente hoy, sólo se expresaba de manera embrionaria, o simplemente no existía.
  • A pesar de que el capital que devenga interés (también el capital comercial) se apropia de parte de la plusvalía sin producirla, no es parasitario en la medida en que contribuye a que el capital productivo lo haga. En este período histórico, el capital que devenga interés se subordina a la lógica del capital industrial. Durante determinada etapa del desarrollo del capitalismo, el capital productivo es el dominante, subordinado a su lógica, tanto al capital que devenga interés, como al capital comercial.
  • Desde una perspectiva puramente lógica, el capital que devenga interés es un mero aspecto del capital industrial, su lógica es subordinada. Históricamente, sin embargo, el capital usuario (también el capital comercial) preexiste al capital industrial.
  • “El capital a interés aparece como forma histórica antes del capital industrial y al lado de él continua existiendo en su forma antigua, y el capital industrial, sólo en el curso de su desarrollo, lo subordina a la producción capitalista convirtiéndola en forma especial de sí mismo.” (Marx, El Capital, Vol. III).
  • “Las formas capital comercial y capital interés son formas históricas anteriores que la originaria de la producción capitalista, el capital industrial, forma fundamental de las relaciones del capital que rigen la sociedad burguesa y con respecto de la cual las otras formas se revelan derivadas o secundarias…Y es por eso que el capital industrial, en el proceso de su nacimiento, debe primero subyugar aquellas formas y convertirlas en funciones derivadas o especiales de sí mismo. (…) La verdadera manera de que se vale el capital industrial para subyugar al capital a interés es la creación…del sistema de crédito.” (Marx, El Capital, Vol. III).

Capital Ficticio

  • “La acumulación del verdadero capital-dinero, ¿Hasta qué punto es y hasta qué punto no es esto un signo de acumulación efectiva de capital, es decir, de reproducción en escala ampliada?” (Marx, El Capital, libro III).
  • “La forma del capital a interés lleva implícita la idea de que toda renta concreta y regular en dinero aparezca como interés de un capital, ya venga de un capital o no…Sin embargo, esto (la idea de ser capital, RC) no pasa de ser una idea ilusoria, salvo en el caso de que la fuente…sea directamente transferible o asuma una forma susceptible de transferencia” (Marx, El Capital, Libro III).
  • En el mismo plano y refiriéndose a la Deuda Pública , Marx afirma “Pero el capital cuyo fruto (interés) se considera el pago del Estado es, en estos casos, un capital ilusorio, ficticio. No sólo porque la suma prestada al Estado ya no existe, sino además porque jamás se destinó a gastarse, a invertirse como capital, y sólo su inversión como capital habría podido convertirla en un capital que se conserva a sí mismo…A pesar de ello, este capital ficticio tiene su movimiento propio”.
  • El desarrollo, la expansión, la existencia generalizada del capital que devenga interés en el capitalismo desarrollado transforma todo tipo de renta regular en algo que parece tener como origen un capital que devenga interés. Sin embargo, la idea sobre ese “capital creado” es puramente ilusoria. Pero dejaría de ser ilusoria si el derecho de apropiación sobre ese ingreso regular fuera transferible, es decir, si fuera representado por un título de propiedad y pudiera ser transferido comercialmente. En esas circunstancias, la idea de que aquel constituye capital deja de ser puramente ilusoria. ¿Significa esto que el capital creado de esta manera es realmente capital? La respuesta es negativa: el título aparece en las manos de su poseedor como su verdadero capital, pero para la sociedad como un todo, no pasa de ser un capital ilusorio, un capital ficticio, aunque con movimiento propio y con cierta independencia respecto del capital real. Desde el punto de vista individual, es capital real, y desde el punto de vista global, es capital ficticio. “Los títulos de deuda pública extendidos por un capital originariamente prestado y gastado hace ya mucho tiempo, estos duplicados de papel de un capital ya destruido, funcionan como capital para sus poseedores en la medida en que son mercancías susceptibles de ser vendidas y, por tanto, volver a convertirse en capital” (Marx, El Capital, Cap. III).
  • Aunque inicialmente pudiera tratarse de capital –dinero “real”, de verdadero capital a interés, al comprar títulos de deuda pública, se convertiría en capital ficticio, siempre y cuando, en el sector público, resultara en gastos corrientes. Estos títulos representan, pura y simplemente, un derecho a apropiación sobre una porción de ingreso público proveniente, en gran parte, de los impuestos.
  • Además de los títulos públicos, una parcela significativa del capital ficticio en el capitalismo desarrollado, está constituido por títulos privados como acciones, letras de cambio y otros.
  • “Los títulos de propiedad sobre negocios sociales (ferrocarriles, minas, etc.), son efecto,… títulos que dan derecho a un capital efectivo, pero no dan a quien los posee ningún poder de disposición sobre ese capital. Estos títulos también se convierten en duplicados de papel de capital efectivo…Se convierten en representantes nominales de capitales inexistentes…En la medida en que la acumulación de estos títulos expresa la acumulación (de ferrocarriles, minas, etc.), expresa la ampliación del proceso real de reproducción…Pero como duplicados susceptibles de ser negociados por sí mismos como mercancías y de circular, por consiguiente, por sí mismos como valores-capitales, son algo ilusorio y su cuantía de valor puede disminuir o aumentar con absoluta independencia del movimiento del capital efectivo, del que ellos no son más que títulos. Su cuantía de valor, es decir, su cotización en la Bolsa presenta, con la baja del tipo de interés…, necesariamente, la tendencia al alza, por donde esta riqueza imaginaria, que en cuanto a su expresión de valor tiene un determinado valor nominal originario para cada una de sus partes alícuotas, se expansiona ya por esa sola razón a medida que se desarrolla la producción capitalista”. (Marx, El Capital, Libro III).
  • A pesar de constituir capital ficticio, estos títulos corresponden, hasta cierto punto, a un capital real. Dentro de ciertos límites, su valor tiene una correspondencia real. Se puede decir que por lo menos una parte del capital ficticio corresponde a una magnitud de capital real. El problema está en que su valor crece o disminuye por razones independientes, de manera que parte de él puede tener existencia puramente ilusoria desde el punto de vista de la totalidad.
  • Los derechos de propiedad adquieren muchas formas. Los títulos de cualquier tipo se pueden comprar y vender. Los gobiernos pueden vender derechos a una porción de los impuestos futuros. Los derechos a propiedad de mercancías se pueden vender sin que estas cambien de mano realmente o, como sucede en los mercados de mercancías futuras, antes de la producción real de las mercancías. Los derechos a la tierra, los edificios, los recursos naturales también se pueden comprar y vender. Existen tantas clases de mercados de capital ficticio como hay formas de propiedad bajo el capitalismo.

Capital Financiero

  • Existe consenso respecto de que uno de los aspectos más significativos de la mundialización capitalista es la expansión y dominio del “capital financiero" (más allá de que autores, como Harvey, afirmen que la expresión jamás fue usada por Marx).
  • Hilderfing y Lenin utilizan la expresión como un concepto más concreto e institucional, con objeto de describir el hecho histórico de la unificación del capital productivo con el bancario, bajo la hegemonía de este último.

Capital Especulativo Parasitario

  • La remuneración del capital ficticio la constituyen los intereses recibidos y las ganancias obtenidas en los mercados especulativos. El capital ficticio obtiene dichas remuneraciones mediante la transferencia del plusvalor producido por otros capitales o por no-capitales. Eso significa que el capital ficticio es un capital no productivo, del mismo modo que el capital que devenga interés. Sin embargo, mientras este cumple una función útil e indispensable a la circulación del capital industrial y, en esa medida, aunque improductivo, no puede ser considerado parasitario, el capital ficticio es total y absolutamente parasitario. No cumple ninguna función necesaria dentro de la lógica del capital industrial, al mismo tiempo que su remuneración es puro costo para este.
  • El capital ficticio posee un movimiento independiente del capital industrial y su crecimiento se explica por diferentes circunstancias. De hecho, una acumulación de derechos (títulos) puede aparecer como una acumulación de capital-dinero, y los títulos pueden continuar circulando aunque no se basen en la producción real.
  • Harvey señala que si el banco central cumple su tarea, debe impedir que los valores ficticios se aparten demasiado de los valores de las mercancías reales. El banco no puede imponer una identidad estricta porque eso negaría la producción del capital-dinero libre para forzar nuevas formas de acumulación, pero tampoco puede permitir que la creación de dinero-crédito se salga de sus límites.
  • Una explosión en el volumen del capital ficticio puede ocurrir en diversas coyunturas, de forma que podría alterar la lógica del capital industrial y provocar graves problemas al capitalismo (Ojo con la crisis subprime).
  • “Las formas absurdas del capital ficticio pasan al primer plano, y permiten que ocurra el “colmo de la distorsión” dentro del sistema de crédito. Lo que comenzó como una pulcra solución a las contradicciones del capitalismo, se convierte en un problema que hay que resolver”. (Harvey, 1982).
  • “Consideremos lo que sucede cuando el dinero-crédito y las formas ficticias de valor usurpan el lugar de la mercancía-dinero. Si el ritmo de la creación de crédito concuerda con el ritmo de trabajo socialmente necesario realizado, entonces los efectos del crédito son beneficiosos en vez de perjudiciales respecto de la circulación del capital. Sin embargo, no se puede hacer gran cosa para impedir que la creación del crédito salga de control totalmente, y por otro lado, el problema del exceso de acumulación acecha perpetuamente en el horizonte. Si resulta que los valores ficticios no están respaldados por los productos del trabajo social, o si, por cualquier razón, la fe en el sistema de crédito se tambalea, el capital debe encontrar alguna forma de volver a establecer su base de operaciones en el mundo del trabajo socialmente necesario” (Harvey, 1982).
  • El capital especulativo parasitario es el propio capital ficticio cuando sobrepasa en volumen los límites soportados normalmente por la reproducción del capital industrial. No cumple ninguna lógica en el capital industrial. Es un capital que no produce plusvalía o excedente y no favorece ni contribuye a su producción. Sin embargo, se apropia de excedente y lo exige en magnitud creciente. Su lógica es la apropiación desenfrenada de plusvalía, de ganancia (la ganancia especulativa); realiza así, o por lo menos intenta hacerlo, los deseos derivados de la propia naturaleza íntima del capital: el no compromiso con el valor de uso y, a pesar de ello, la autovaloración. Conduce o pretende conducir la contradicción valor / valor de uso al extremo de su desarrollo, es decir, teóricamente, a la destrucción del valor de uso. Al respecto, Marx afirma que para este capital especulativo parasitario “el proceso de producción no es más que el eslabón inevitable, el mal necesario para hacer dinero” (El Capital, Libro II).
  • Al realizar los deseos más íntimos, pero inconfesables del capital y presentarse como no dependiente de la lógica del capital industrial, el capital especulativo parasitario subordina la lógica de todos los capitales concretos que se relacionan con él. Así, el propio capital productivo queda dominado y los capitales individuales concretos que por accidente cumplan las funciones autonomizadas de capital productivo se someten crecientemente a la lógica parasitaria y pasan a actuar cada vez más de manera especulativa.
  • Siguen existiendo capitales individuales concretos que cumplen funciones exigidas por el capital industrial, pero cada vez más estarán contaminados por la lógica especulativa. El capital especulativo parasitario no se restringe a aquella parte del capital que solamente actúa especulativamente; invade todo el capital industrial. Este, como un todo, se convierte en capital especulativo.
  • El capital industrial, cuya lógica es la apropiación basada en la producción de plusvalía, se convierte, no en capital parasitario, sino en capital especulativo,por haberse vuelto aspecto dominado de la contradicción. En verdad, mientras este último es la síntesis, el capital especulativo parasitario, fuera de él, es la dimensión que se remunera parasitariamente. El capital especulativo parasitario no constituye, de ninguna manera, forma funcional (aunque fuera dominante) del capital especulativo, por el hecho de que no cumple función útil al lado del capital productivo. Se trata de algo exterior a este y que con él forma otra contradicción.
  • Al igual que ocurría con el capital industrial, el capital especulativo es un valor sustantivado, pero mucho más complejo. Por otro lado, el capital especulativo parasitario, aunque riqueza ficticia, se sustantiva; se vuelve agente capaz de dominio económico e, incluso, político; posee existencia contradictoria: aunque real, es al mismo tiempo ficticio. En resumen; desde el punto de vista de la apariencia, el capital especulativo parasitario es real; desde el punto de vista de la esencia, es ficticio y real al mismo tiempo.
  • Según el acuerdo de un conjunto de economistas marxistas, el capital especulativo no presenta condiciones de sostener una nueva era histórica del capitalismo, que se mantenga durante décadas y sea capaz de reorganizar coherentemente el mundo según sus intereses, que pueda restablecer una nueva división internacional sostenible del trabajo, que garantice niveles aceptables de crecimiento económico y que permita condiciones de vida mínimamente soportables para una fracción razonable de la humanidad. La época del capital especulativo parasitario sólo puede subsistir durante un período, mayor o menor, marcado por profundas y repetitivas crisis financieras y, de otro lado, por una polarización jamás vista antes en la historia del capitalismo: magnifica riqueza material por un lado y profunda y creciente miseria en gran parte del mundo.
  • Mientras la miseria de grandes contingentes de población sobreexplotada funciona como mecanismo de financiación de parte creciente de la ganancia especulativa, las crisis actúan como mecanismo moderador del volumen ascendente del capital especulativo parasitario con relación a la base productiva. La especulación y el parasitismo crecen de manera incontrolable, la miseria también. Las crisis frenan el crecimiento de ese capital, destruyendo parte del mismo, pero aceleran el aumento de la miseria. El capitalismo especulativo y parasitario es la tragedia de este tiempo.
  • Todo el capital, una vez contaminado por la lógica de la especulación, acepta de buen grado, y puede continuar aceptando por un buen tiempo, una parte considerable de su remuneración en forma ficticia. El capital –productivo, comercial o especulativo- , en estos días, acepta como ganancia más y más títulos públicos, por ejemplo. Y eso por la sola razón de que más de dichos papeles o de otros similares significa la posibilidad de remuneración creciente en el futuro, y ese es el único objetivo del capital; de cualquier capital. Esa remuneración ficticia se manifiesta macroeconómicamente como una simple elevación, año tras año, de la magnitud absoluta del capital especulativo parasitario. Elevación absoluta, pero también relativa, en proporción a la grandeza del capital productivo y de la riqueza real existente.
  • La remuneración especulativa puede existir, persistir, crecer, explotar en magnitud, presionando en forma significativa el excedente real producido y haciendo que se exacerbe la competencia intercapitalista, pero sin que, en el corto plazo, llegue a comprometer la sobrevivencia de la estructura económica. Sin embargo, eso sólo posterga el problema. El capital ficticio y especulativo crece desmesuradamente; su avidez por la remuneración, más aún. El capital productivo se ve limitado en su expansión, la riqueza real, también.
  • No existe otra alternativa. Las crisis financieras son repetitivas, su profundidad y periodicidad son mayores o menores. Cuanto mayor el espacio de tiempo entre una crisis y otra, más violenta tiene que ser. Todo funciona como si fuera el mecanismo de un temblor sísmico.

Autores Consultados: David Harvey (Los límites del capitalismo y la teoría marxista); Carlitos Marx (Fragmentos de El Capital); Alves Pinto (El capitalismo financiero); Francois Chesnais (La mundialización del capital); Reinaldo Carcanholo y Paulo Nakatani (Capital especulativo parasitario versus capital financiero).

AFC

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